martes, 18 de diciembre de 2012

Como gestionar la inteligencia



Fragmento de “Ética a Nicómaco” de Aristóteles: “Cualquiera puede ponerse furioso… eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y en la forma correcta… eso no es fácil”

Inteligencia es la capacidad de resolver problemas o de adaptarse a situaciones nuevas. Sus etapas son: comprender la situación, inventar la solución y actuar en consecuencia.

“No se puede solucionar un problema con la misma conciencia que lo provocó.”, decía Einstein, quien vislumbró que la inteligencia va más allá del IQ o coeficiente intelectual.

La teoría de las inteligencias múltiples descubrió que somos gigantes dormidos, porque  el sistema educativo socializa sin individualizar. En lo individual debería optimizar el talento, en lo social las destrezas para relacionarse, actuar en equipo y generar alianzas estratégicas.

Inteligencias complementarias. Es necesario identificar y desarrollar la competencia vital e imprescindible para la consumación del genio. La inteligencia espiritual es la fuente de las demás y se despliega con inteligencias complementarias: emocional, creativa, estratégica, ejecutiva y social, entre otras. La educación debería enseñar a convertir la fuerza espiritual en logros materiales. El empowerment es un poder interior, cuya energía es variable, y que se  bloquea en algún momento de la cadena creadora de valor.

Dos hermanos recibieron como herencia vacas lecheras. Uno producía el doble. El menos afortunado lo consultó. La diferencia es que yo trato bien a mis ovejas y tú no, le respondió. El ciego y el paralítico perdidos en el bosque sólo se salvan cuando descubren que uno debe aportar la movilidad y el otro la visión. El complemento entre intelecto y emoción, entre individuo y sociedad, requieren trabajar en equipo, porque la unión hace la fuerza.

Un problema es una discrepancia entre lo que es y lo que debería ser. Lo que es un problema para una persona puede no serlo para otra. Para que exista un  problema debe asumirse como propio, estar al alcance intelectual y poder hacer algo para resolverlo.

Los problemas sirven cuando canalizan el deseo que es el motor de la inteligencia. También provocan frustración cuando no se resuelven. El poder inteligente es un querer con eficacia. El que no sabe a dónde quiere ir nunca aprovecha los vientos favorables.

Neuroprogramación: Un cambio exige darle prioridad, planearlo, ejecutarlo y controlarlo. La actitud vale tanto como la aptitud. El hábito de la habilidad enseña a hacer, el de la actitud las ganas de hacer. La clave es la proactividad, creer se puede.

Se precisa conocer la razón de ser, la misió. Mientras que el reactivo reacciona, el proactivo elige lo importante antes que lo urgente. Según Pareto el 20% de los factores producen el 80% de los resultados. No alcanza con detectarlos hay que:

Darles lugar en la agenda: Si llueve o se durmió, reprograme la práctica para la noche.

Identificar los refuerzos: Los hábitos se conectan. Despertar y acostarse temprano se relacionan, como el ejercicio físico con la alimentación sana.

La ley de Murphy: Todo puede salir mal. Hay que anticiparse, ser previsor en los detalles.

Hacer el seguimiento. Es una forma de rendirse cuentas a uno mismo.

Autoconfianza, entusiasmo e ilusión son activos emocionales que mueven al pensamiento para inventar el futuro. Hay que formar los hábitos en la infancia, el niño es el padre del hombre que será. Uno crea los hábitos, pero luego sus hábitos lo forman. Cuando el corazón quiere, la mente muestra el camino. Hay que entrenar la integridad de honrar la propia palabra. Creer en uno mismo es la fórmula mágica de la creación.

La vida es una fuente de oportunidades. Primero hay que aprender a reconocerlas.

Contar hasta 10: Relajarse, no actuar en forma impulsiva.

Buscar la causa: la causa del problema suele ser desconocer cuál es la causa.

Analisis: ¿Qué significa? ¿Podría ser útil? ¿De qué manera?

Tomar  decisiones: ¿qué alternativas existen para aplicarla a nuestra vida?

Asumir responsabilidades: Por eso que se siente, se dice y se hace.

Ser dueño de sí mismo. No hay que hacerse la víctima, eludir las consecuencias de las decisiones, ni quedar pegado a los errores cometidos. Hay que aprovechar el espacio de libertad para cambiar que siempre media entre el estímulo y la respuesta

Gestionar la inteligencia. Es tener en cuenta la información que proporcionan los sentimientos y la información externa. Sabiendo que existen razones desconocidas, hay que compatibilizar las emociones con los pensamientos. Gestionarlos en conjunto mejora la capacidad de procesar la información, de hallar la causa correcta y de evitar una mala interpretación. Gestionar implica acercarse para que actúe el deseo y después alejarse para lograr objetividad. Como dijo Pascal el corazón tiene razones que la razón no entiende.

Las emociones son fuentes de motivación. Picasso dijo que cuando la inspiración llegue espero que me encuentre trabajando. Las emociones son puro movimiento y llevan a la acción. Pero hay emociones que paralizan, como la ira. En ese caso se puede convertir el enfado en una fuente energía para la acción eficaz. Hay que tomar conciencia de las emociones, aceptarlas y aprender de ellas: ¿cómo me siento?, ¿qué pensamientos fluyen?

Al incorporar las emociones al pensar, se integran a la conducta sin magnificarlas ni ocultarlas: sentirse de una determinada forma puede ser bueno o malo según la situación.

Ver la misma botella medio llena o medio vacía demuestra que la realidad está ahí pero lo que vale es la percepción.  Una persona razonable se adapta al mundo, la persona irrazonable adapta el mundo a sus ideas. La creatividad incorpora ambos mecanismos.

Cuando los pensamientos  y los sentimientos guían la conducta se pueden eludir las falsas recompensas inmediatas, controlar angustias e impulsos, evitar la violencia, la salida fácil, las indecisiones, las postergaciones innecesarias y la parálisis por exceso de análisis.

Competencia emocional: Es la capacidad para movilizar conocimientos, recursos. Capacidades y actitudes para actuar con calidad y eficacia.

Mindfullness es sentir de modo directo los sucesos sin el control del pensamiento lógico. La atención plena es un tipo de auto-observación  adaptativa, a diferencia de la observación rumiante. Es una herramienta sencilla y potenciadora. Al disminuir la reactividad se gana libertad para responder en un estado de calma alerta. La educación de nuestra capacidad amorosa, es la base de la convivencia y de la participación en la comunidad.

Cuanto más simple, mejor. Los cultores de la simplicidad encuentran en ella un principio filosófico, un estilo de vida, un criterio de trabajo, una herramienta y hasta una estética. La simplicidad puede rastrearse en las ideas de Leonardo Da Vinci –quien dijo que “la simplicidad es la sofisticación definitiva“-. Ken Segall, colaborador de Steve Jobs, reveló como el ejercicio de la simplicidad ha convertido a Apple en una usina de productos  revolucionarios. Estos principios están alumbrando un nuevo tipo de productos y servicios. La paradoja es que alcanzar la simplicidad puede ser un trabajo complejo.

Lo urgente y lo importante. Hay una tendencia a privilegiar la satisfacción inmediata antes que el largo plazo y en muchos casos eso provoca enfermedades. La obesidad, por ejemplo, es un problema de salud pública cuya magnitud genera una pandemia.

Es necesario controlar el impulso hacia el placer inmediato que lleva a ignorar las consecuencias futuras negativas. La obesidad es una falla al evaluar costos y beneficios.

El centro de recompensas del cerebro se activa con actos que brindan placer pero que impiden advertir su impacto negativo. El resto del cerebro evalúa los efectos pero la falta de voluntad del paciente es en realidad la incapacidad de generar un cambio de conducta.

La virtud social está en comprender y acompañar a quienes sufren esta enfermedad que agrede la autoestima, la salud y la calidad de vida. También es volver a poner en valor y el sentido de las decisiones en el presente, ya que de esto depende el futuro.

Formas de la mente. Hay tradiciones e identidades, el hombre como decía Ortega es él y sus circunstancias. El ego es el resultado de internalizar lo que otros pensaron que deberíamos ser. Hemos creado un relato que cambia la realidad, que todo lo organiza y brinda una dirección y una moral. Son retazos que se tejieron con su historia, sus experiencias, y esa zona más difícil de definir, pero que pesa: el temperamento.

Para enfrentar la vida debe surgir el verdadero Yo, ese que gestione las emociones con inteligencia antes que sepa despejar ecuaciones de segundo grado (coeficiente intelectual).

Las empresas lo saben bien, cuando contratan gente, no piden sólo un buen currículum, sino además cómo se gestionan  a sí mismos y las relaciones con los demás. La inteligencia emocional intrapersonal permite alcanzar el autoconocimiento,  percibir y controlar las emociones y motivarse, para lograr conciencia emocional, autovaloración y confianza.

Para eso se debe aprender a notar las emociones, identificarlas, distinguirlas y prestar atención a sus primeros indicios. Lograr el autocontrol, confiabilidad, integridad, adaptabilidad e innovación. Realizar esa gimnasia mental que cambia el estado de ánimo, facilita la interpretación de los hechos de distintas formas y aceptar la responsabilidad en los sucesos. La capacidad de automotivarse (logro, compromiso, iniciativa y optimismo), implica aprender a plantear objetivos, definirlos y diseñar planes para alcanzarlos.

La inteligencia interpersonal ayuda a entender a los demás y es más importante que la brillantez académica. Empatía es la capacidad de manejar las relaciones, es comprender a los demás, orientación hacia el servicio, aprovechamiento de la diversidad y conciencia política. Es aprender a pensar como los otros, entender sus motivaciones, saber escuchar. Dar más importancia a cómo se dice, que a lo que se dice. Es la capacidad de manejar relaciones (influencia, comunicación, liderazgo, catalización del cambio, resolución de problemas, colaboración, cooperación y habilidades de equipo). Es tratar de ver las cosas desde muchos puntos de vista y entender los aspectos no verbales de la comunicación

Gestionar el error. Hasta para levantarse uno se apoya en el lugar donde cayó.

Toda observación es relativa (Einstein); se hace desde una teoría (Hanson); afecta a lo observado (Heisenberg); no existen hechos, sólo interpretaciones (Nietzsche); condenadas al significado (Merleau-Ponty); ningún lenguaje define su semántica (Tarski); ninguna disciplina demuestra científicamente su propia base (Descartes); ningún sistema matemático prueba sus axiomas (Gödel); jugamos con palabras según reglas convencionales (Wittgenstein); la ciencia no tiene respuestas científicas (Morin).

Estas ideas son la plataforma de un proceso racional para de gerenciar el cambio según en el principio de complementariedad de Bohr, quien creía que una incapacidad humana agota la realidad desde un pensamiento único y no comprende que los polos opuestos se atraen. La destrucción creativa se necesita para el cambio, el problema es lograr que las vacas en que nos convertimos recuerden lo que hacían cuando eran terneras.

Deng Xiaopong en 1978 terminó con las ideologías. No importa si el gato es blanco o negro, dijo, si caza ratones es un buen gato. En 30 años China creció al 9.9% anual. La revolución está en la mente, la mente cautiva de la ideología no es una mente capaz.

El cerebro, como el paracaídas, sólo funciona cuando se abre. La gestión atada a la ideología impide conocer la realidad. El principio de complementariedad no separa realidad y observador: dos figuras son distintas según quién, cómo y desde dónde las mire. Coexisten los contrarios, no hay una mirada que capture el todo y los matices deben integrarse en un todo coherente. La realidad desborda la teoría, nadie la conoce totalmente. Somos espectadores desde un punto de vista. La realidad se retransmite por los medios que, como camarógrafos, brindan visiones de izquierda, derecha, centro, generando complementariedad, riqueza y sinergia. Según la teoría del caos de Prigogine el aletear de una mariposa en África puede provocar un maremoto en San Francisco.

Muchos éxitos surgen de fracasos que revelan contradicciones y desórdenes, pero que al mismo tiempo crean nuevas estructuras que se rehacen continuamente.

Inteligencia país. Un gobierno no es viable sin un proyecto consensuado que guíe las decisiones y sepulte a los héroes salvadores y al populismo que tantos daños provoca.

Para lograr metas se necesitan planes. Así como no admitiríamos que un edificio se construya a ojo, dejamos que la casa de todos funcione a dedo. Inteligencia país no es sumar las inteligencias individuales sino organizar la vida pública para desarrollar el capital institucional. Inteligencia país es el modo en que el estado gestiona las capacidades y recursos para promover el bienestar general, donde funciona la meritocracia y no el amiguismo, con administradores profesionales y no con clientes o socios del poder turno.

El Coeficiente Gini. Cero es igualdad de ingresos y uno desigualdad absoluta. La teoría de la copa desbordada del vaso de los ricos la llevó a cerca de 0. Sin políticas públicas no hay equidad. Se discute sobre la pobreza pero no sobre el ingreso. Warren Buffet, el tercer multimillonario y filántropo del mundo, remarcó que en EEUU un profesional de renta fija paga el 33% de impuestos y un empresario como el candidato republicano a las elecciones 2012 sólo un 14%. El tema de la desigualdad en la distribución del ingreso recorre el mundo. Obama porque necesita reactivar la economía, Xi Jinping para expandir el mercado interno y América Latina por razones éticas y aumentar la demanda interna. Redistribuir para crecer y crecer redistribuyendo. La educación es la solución para acortar diferencias, es una estrategia a largo plazo y por eso los populistas la rechazan. Los países de Noreuropa hicieron de la educación su política de estado, redujeron la brecha y mejoraron su economía. Claro que allí las estrellas no son los ricos y famosos sino los maestros.

El cerebro social. El modelo de procesos enseña a intervenir para modificar y autorregular las emociones. Los elementos son: 1) Seleccionar la situación: cómo aproximarse o evitar gente o lugares para potenciar las emociones. 2) Modificar la situación: cómo adaptarla para alterar su impacto emocional y centrarse en el problema. 3) Enfoque: cómo rotar la atención para elegir una parte. 4) Significado: qué significado elegir, ya que  determina la respuesta. 5) Modulación de la respuesta: cómo inhibir la tendencia a la acción inmediata.

Las primeras reglas se centran en los antecedentes, la última en la respuesta. Los cursos de inteligencia social materializan la aplicación de conceptos como: Fábrica de ideas y relaciones productivas. Ciudadanía del mundo global. Redes sociales. Generación de capital social. CRM para profundizar el capital social y las cuentas corrientes emocionales. Al principio hay que captar sentimientos, con sintonía, escuchando con  atención, entender, preguntar, armonizarse; sumar conciencia para predecir el comportamiento, conociendo las reglas del mundo social. En la acción se debe captar la situación, la sincronía, la respuesta  espontánea (estrechar una mano, sonreír); la presencia personal, la autenticidad, la claridad, cómo caer bien, influir y  preocuparse por el otro.  Así la gestión eficaz e interactiva de las inteligencias individuales promueve la inteligencia de una sociedad.


Fuente: http://www.emprendedoresnews.com/tips/como-gestionar-la-inteligencia.html

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