martes, 22 de mayo de 2012

Sistema revolucionario para abaratar costes en la reducción de CO2


El óxido metálico pierde el oxígeno, se envía a otro reactor donde se regenera, 
vuelve a coger oxígeno, y se lo vuelve a dar al combustible.


Un grupo de científicos ha creado un sistema revolucionario para abaratar la reducción de dióxido de carbono (CO2) a través de un proceso de combustión con transportadores que quema el combustible con un óxido metálico que presenta unas características especiales. El resultado es que el CO2 queda apartado en el proceso de combustión y, por tanto, no es necesario separarlo después.

El óxido metálico pierde el oxígeno, se envía a otro reactor donde se regenera, vuelve a coger oxígeno, y se lo vuelve a dar al combustible. Los científicos que han descubierto este nuevo método lo comparan con un proceso parecido al que ocurre con la sangre: la sangre se usa en el cuerpo para quemar energía, pero esa misma sangre pasa por los pulmones y se regenera.

El caso es que este sistema abarata el proceso de captura de carbono, por lo que si se demuestra su eficacia, podría llevar a implantar de forma masiva sistemas de captura por todo el mundo. Si resulta lo suficientemente barato, de modo que no suba excesivamente el precio de la producción de electricidad, las empresas productoras de energía apostarán por él sin dudarlo.

El proyecto ha sido desarrollado en el Instituto de Carboquímica del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ubicado en Zaragoza, España, en colaboración con universidades europeas, fabricantes de calderas y grandes empresas petroleras del mundo. Se trata de mitigar el cambio climático reduciendo las emisiones de CO2 en una cantidad mucho mayor que la que se está consiguiendo en la actualidad. Los científicos defienden estos procesos más avanzados tecnológicamente.

En la actualidad, se trabaja para ahorrar energía, mejorar la eficacia del aprovechamiento, cambiar los combustibles y usar renovables, acciones beneficiosas, imprescindibles, pero no suficientes. El mundo no ha aprendido a vivir sin tanta energía. De hecho, expertos prevén que la demanda mundial de energía aumentará un 50% en los próximos 25 años y, por tanto, aun contando con las renovables, también aumentarán las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Mientras se sigan generando emisiones, hay que evitar a toda costa que suban a la atmósfera y continúen provocando el calentamiento global. Si no se hace ya es por su elevado coste.

El plan de comercialización de este nuevo sistema, a pequeña y media escala, está previsto para el año 2020 en países como Suecia, España, Alemania, Holanda y Reino Unido, países donde las petroleras están muy interesadas en el proyecto. Quieren seguir con su negocio.


Fuente: www.ecologiaverde.com

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