viernes, 20 de abril de 2012

Una de arneses para abrir boca…


El confort es imprescindible.


En mayor o menor medida siempre han formado parte de mi entorno habitual de trabajo y tal vez por ello he acabado por perderles el miedo y he aprendido a tenerles cada vez más respeto y no, no son los ITSS (que también), hablo de los arneses anticaídas.

Cuando me quejo de la infinidad de trámites y trabajos inútiles que nos vemos obligados a realizar los TPRL, suelo acudir a ellos como ejemplo de algo realmente crítico en materia de seguridad que por falta de tiempo, ganas o conocimientos suficientes raramente tratamos con la rigurosidad que merecen.

Los Técnicos tienden a pasar de puntillas, los CSS quizá no los consideran lo suficientemente críticos, los trabajadores los maltratan hasta extremos inimaginables, los empresarios los pagan una y otra vez y los distribuidores (salvo excepciones)  le endiñan al empresario lo que tienen en stock antes de que caduquen, total para lo que van a durar…

Este artículo no pretende ser una guía de uso del arnés, más bien pretende tan solo ayudar un poco a aquellos que han de decidir que arnés comprar en función del uso que se le va a dar, detalle este de notable importancia tanto técnica como económica y es que en un mismo tajo podemos llegar a observar medio catálogo de EPI’s y no localizar ni un arnés específico o adecuado.



Lo primero las normas.

Son elementos de seguridad, son EPI’s y por lo tanto están sujetos a normas específicas en función del uso final y la que sigue podría ser una de muchas clasificaciones, con la recomendación de que no se obsesionen demasiado con las normas, en la práctica verán que todo es mucho más fácil.

Cinturones de sujeción según EN 358.

Solo se justifica su utilización para facilitar una determinada posición de trabajo o para retener o limitar el desplazamiento del trabajador en zonas con riesgo de caída de altura.

NUNCA se utilizará para retener una caída, su función es imposibilitar que esta se produzca.



Arnés de seguridad según EN 361

Lo ideal es utilizarlos para las funciones del cinturón de sujeción, pues en caso de error de cálculo este tipo de arnés puede retener una caída.

Por lo tanto su función básica es el aseguramiento en zonas con riesgo de caída de altura.



Arnés de seguridad según EN 361 en relación con EN 353-1

Su función es el aseguramiento e zonas con riesgo de caída de altura, especialmente en la progresión en ascenso a torres y/o estructuras, asociados a sistemas autoblocantes y con elementos de amarre para posicionamiento de trabajo en alura.



Arnés de seguridad de asiento según EN 813

Destinados a mantener una postura de “sentado” en trabajos en suspensión.


Arnés de seguridad según EN 1497/1498 destinado a rescates

Son arneses y cintas destinados al rescate de personas, existiendo innumerables modelos con diversas especificaciones en función de las condiciones del rescate a realizar.

Como veis nos encontramos con al menos 4 tipologías en función del uso que se le va a dar al arnés y digo 4 en lugar de seis porque los cinturones de sujeción solo deben de utilizarse a mi juicio cuando no exista riesgo alguno de caída de altura, pues la experiencia nos dice que su mal uso puede llevar en caso de caída a lesiones muy graves.



Los 4 tipologías básicas serían por tanto:


  • Arnés de retención anticaídas.
  • Arnés de posicionamiento.
  • Arnés para trabajos en suspensión.
  • Arnés de rescate.


Vale, muy interesante pero, ¿En qué se diferencian?

Pues aquí está la parte que anunciaba anteriormente como “mucho más fácil”, pues la diferencia más visible entre cada tipología es la posición de los anclajes en el arnés, según sean:

 
Laterales

Por lo general a la altura del hueso ilíaco

Ventrales

A la altura de la cintura del arnés.

Dorsales

Entre los omóplatos

Esternales

A la altura del pecho

Un arnés puede presentar uno o varios de estos anclajes, incluso todos ellos asociados a otros elementos como cinturones, asientos rígidos, elementos de alta visibilidad, chalecos salvavidas, etc.

En la imagen se puede observar un arnés completísimo dotado de anclajes laterales, ventral, esternal y dorsal, así como de cinturón y perneras de ancho especial que mejoran el confort de uso.

Incluso se pueden encontrar perneras especiales para prevenir el síndrome/trauma de suspensión, o acolchados en espalda y correas.



Mucho mejor, pero… insisto, ¿Cuál elijo?

Buena pregunta, tan buena que solo ustedes podrán responderla, porque es necesario conocer con detalle los procedimientos de trabajo aplicados por nuestros trabajadores, las diferentes situaciones en las que se puedan ver involucrados y la necesidad o no de contar con un arnés sencillo o multifuncional.

A continuación les dejo una pequeña tabla de selección, lo referente a marcas, modelos y precios es otro mundo en el que podemos perdernos a poco que miremos.


Ya voy enterándome del tema pero, ¡¡¡Hay mil modelos diferentes!!!

En efecto, cada fabricante puede ofrecer varios modelos de prestaciones idénticas pero de aspecto, formato, materiales y como no, precios totalmente dispares.

Además, si se fijan no he marcado distinciones entre arneses para la industria, construcción, trabajos forestales, mantenimiento o minería, pues esas diferencias las debe hacer cada usuario ayudándose de la información que le facilitan los fabricantes, que incluso llegan a tener catálogos exclusivos para trabajos específicos como la poda de árboles.

Pero no nos agobiemos tampoco con esas cuestiones y pasemos a fijarnos solo en aquellos que nos interesan dentro de todos los…



Detalles

Una de las diferencias más fácilmente apreciables a simple vista es la de los materiales con los que está confeccionado el arnés, como por ejemplo:

Si trabajamos con electricidad son preferibles los anclajes de cinta a los metálicos, siendo posible mantener toda una cadena de elementos de seguridad en altura sin utilizar prácticamente elementos metálicos si se dispone de los conocimientos técnicos y material adecuados.
Si nuestros trabajos se realizan en ambientes “sucios”, con agua, barro, suciedad en general, etc., nos interesarán arneses que cuenten con capas de protección, tratamientos, refuerzos y recubrimientos adecuados.
Si es necesario que se vea bién a los trabajadores, podemos optar por arneses con chalecos de alta visibilidad asociados que además garantizan y facilitan su correcto montaje.
Otro aspecto de gran importancia a la hora de seleccionar el modelo a utilizar, es el de configuración de fabricación, pues nos encontraremos desde arneses que están compuestos por decenas de piezas hasta arneses compuestos por menos de 10 elementos.

A mayor número de piezas mayor confort, pero también mayor precio, mayores exigencias de mantenimiento, mayor complejidad, mayor peso…
Normalmente pensamos en un trabajador que llega con su arnés ya colocado a la zona de peligro, pero ¿Que ocurre si la situación de peligro sobreviene por causas impredecibles y es necesario que los trabajadores se coloquen arneses para ser rescatados en condiciones de riesgo e incomodidad?.
Los arneses deben ser sencillo de utilizar, sin que se convierta en un acertijo su colocación. Los sistemas automáticos de cierre son los más sencillo de usar, pero igualmente son los más delicados.
De poco sirve comprar un arnés super-atómico si luego racaneamos en una funda adecuada. Recordemos que de el depende la vida de alguien.
A veces es interesante comprar arneses compuestos, de tal manera que se pueden añadir o quitar elementos según las necesidades.
Para finalizar (que acabo enrollándome y no sé parar…)

Como en cualquier otra faceta de nuestra profesión, la clave está en la simplicidad. Lo de matar moscas a cañonazos no es muy recomendable, ni económicamente ni en la práctica diaria. Si hacemos una buena elección nuestros trabajadores lo notarán y para ellos no será una tortura utilizar un arnés jornada tras jornada. Que los prueben, que opinen, que ellos serán quienes lo sufran.

El confort es imprescindible, entendiéndolo desde el momento de colocárselo hasta el de estar suspendido de el o simplemente mientras se descansa o camina entre tarea y tarea.

Sin despreciarla, no hay que dejarse llevar por la estética porque “bonito” no es una característica que confiera seguridad, pero lo cierto es que a todos nos gusta ir “elegantes aunque informales” y tampoco hay que elegir el más completo “por si acaso”, porque suele ser una mala inversión.

Los arneses tienen una vida en condiciones óptimas de unos 6 años, pero en determinados sectores no deberían de pasar de 4 años con buen mantenimiento.

Ni que decir tiene que una caída de factor 2, por corta que sea, implica la “jubilación forzosa” del arnés, lo mismo que el contacto con disolventes, pinturas, etc. en zonas críticas.

Mantener un arnés no es guardarlo en la furgoneta de cualquier manera, es limpiarlo con un cepillo o lavarlo con agua templada, dejarlo secar a la sombra en sitio ventilado, no dejarlo expuesto al sol, a vapores de disolventes o combustibles, no pisarlo o sentarnos encima de el y desde luego nada de “tunearlo” con pintadas y mensajes más o menos ingeniosos.

Disculpad si no he profundizado más en algún aspecto pero hay temas menos interesantes y complejos que han dado para varios libros, solo espero que os sirva de ayuda a la hora de comprar un arnés y que se abandone la tradicional práctica de coger el que tenga la ferretería de turno.



Fuente: http://prevencionar.com/2012/04/19/una-de-arneses-para-abrir-boca/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog